viernes, 23 de julio de 2010

Labios fugitivos. Tercera parte.


Tirando del cinto del jean azul gastado y roto en las rodillas, la llevó al baño público del aeropuerto Las Meninas. Despacio y gentilmente lo desabotonó y con fuerza bajó el cierre.
Una mano sostuvo a la otra con fuerza impidiendo que siguiese su camino, pero con una maniobra logró liberarse y con fuerzas estiró una remera que sutilmente voló y luego bajó con su energía contenida al mismo destino del cierre.

Tan fácil pareció robarle el control al control mismo y un maneje extraño la obligó a quedar de espaldas. La fuerza que la impulsaba en un lugar extraño se movía a la misma vibración de sus cabellos que rozaban con su piel mientras miraba la nada que el techo presentaba.

Intentó zafarse pero sus manos estaban inmóviles bajo una mano que con fuerza las sostenía, intentó mover sus piernas pero éstas estaban sujetas por otras piernas, cerró los ojos y sintió como una mano recorría su espalda y bajaba hacia su cintura.

Al poco tiempo, el toilette blanco se vió bañado de colores particulares, que parecen tener un gusto agridulce de dolor y placer, pero pronto un frió invadió la habitación y
la puerta se abrió.
En cada mirada había algo en particular que las delataba del crimen que habían cometido.

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